Este mes ha venido una pareja de Ciudad de Cabo a Pastrana para visitar el Museo Parroquial de Tapices, como resultado del libro ‘Un extranjero en España’ escrito por el famoso inglés, H.V. Morton, en 1955. Aquí vemos las palabras que inspiraron el viaje.
«Me encontré en medio de una antigua batalla. De una flota de carabelas, acababa de desembarcar ante los baluartes de una ciudad amurallada un ejército de caballeros y hombres de armas. El barco del Rey estaba el más cerca de mí. Podría haber estirado la mano y tocado las cuerdas que subían en forma de V desde la borda hasta los castillos superiores. Mi di cuenta de que era el barco real porque era más grande y magnífico que los demás, y un estandarte real ondeaba en la punta del mástil superior, mientras que la gavia mayor estaba adornada con el pendón personal del Rey, una bandera delgada, quizá treinta pies de largo, que volaba y se sumergía en el viento como la cola de una cometa.
El ruido era aterrador; trompetistas con gorras rojas y jubones azules apuntaban al cielo con finas trompetas de plata y tocaban fanfarrias; caballeros con armaduras de acero avanzaron con las espadas desenvainadas; los hombres de armas dieron cuerda a sus ballestas; las lanzas apuntaban hacia arriba, en pendientes y listas; y en el centro estaba el propio Rey, con armadura completa, cubierto con brocado florentino, una diadema rodeando su casco emplumado, una lanza en la mano, avanzando sentado sobre un enorme caballo de guerra completamente bardado, una pluma balanceándose sobre su cabeza para igualar la de su jinete. Y mientras este ruidoso bosque de lanzas avanzaba hacia la ciudad, rostros sorprendidos bajo turbantes miraban desde las murallas y las jabalinas se lanzaban silbando hacia los cascos de acero.
El cura sonrió ante mi asombro. ¿Podría ser esto un tapiz?»