El término “artesonado” se suele utilizar de manera genérica para los techos de madera. Con la llegada del Renacimiento en los techos de madera se habían implantado formas importadas de Italia. Mientras en el resto de Europa los patrones poblaban techos planos, el conocimiento geométrico de los carpinteros peninsulares y su libertad creativa a la hora de combinar elementos poligonales permitió la superación de la mera copia. Nos referimos a techos de lugares relacionados con el poder político o religioso: palacios, catedrales, monasterios y conventos, donde trabajaban reconocidos arquitectos y maestros de obra.
Pastrana conserva uno de los conjuntos más relevantes de artesonados renacentistas en España, trazados por Alonso de Covarrubias y ejecutados por los carpinteros Cristóbal de Nieva y Justo de Vega en 1549-50, los dos ligados a las obras del Alcázar Real de Madrid.
La mayor parte de los artesonados del Palacio Ducal de Pastrana están en la planta noble. Muestran diseños basados en cuadrados, hexágonos, octógonos y rombos. Los frisos con decoración de figuras antropomorfas, fruta y jarrones, enmarcan motivos heráldicos y fondos con bustos. La composición de círculos con cabezas que pueden representar personajes mitológicos de las culturas clásicas o las sagradas escrituras aparece también en la capilla de “las cabezas” de Covarrubias en la catedral de Sigüenza.
La Capilla del Palacio ducal de Pastrana aloja un artesonado espectacular.
Dando a la fachada se sitúa el Salón del trono. El techo es un largo rectángulo que se cubre con un artesonado de 19,2 x 6,9 m. El diseño es unitario y la sensación de regularidad domina en el conjunto.
El artesonado de la Antesala de la Hora de nuevo reproduce un trazado utilizado anteriormente por el propio Covarrubias, en 1524-1534 en el palacio arzobispal de Alcalá de Henares, y familiar también a los Mendoza. Los patronos pueden verse en el palacio de la Calahorra, 1509-1512, mandado construir por el cuñado de Doña Ana.
Pastrana es un exponente de los conocimientos y pericia de los maestros y carpinteros españoles de la época. La herencia formal romana, combinada con los conocimientos de geometría desarrollados en la tradición hispanomusulmana de construcción en madera, convergen en la producción de este tipo de artesonados en la Península Ibérica.
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