Con el cambio de la hora, se nos recuerda que el invierno está sobre nosotros. Un elemento familiar de este último trimestre es la migración de las grullas. A medida que la llamada de la trompeta pasa por encima, nos esforzamos por ver la característica formación en forma de V de estos visitantes temporales de España. Dejan sus lugares de anidación en países nórdicos y se desplazan hacia el sur en busca de climas más cálidos, un fenómeno también observado en los humanos en esta época.

Según los expertos, hasta 60.000 aves llegan al lago de Gallocanta en Aragón a mitad de camino. Surcando los cielos de Pastrana, vuelan hacia Extremadura, Andalucía o al sur de Castilla-La Mancha. Esta es la etapa final de una odisea de más de 4.000 km en la que estas extraordinarias aves pueden alcanzar hasta los 9.000 metros de altitud.

Los cielos azules y cristalinos de Pastrana son el escenario ideal para este espectáculo bianual. Si visitas nuestro pueblo en los meses de octubre o noviembre, merece la pena estar atento al distintivo grito que anuncia su presencia.

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